Los Cuatro Niveles de Percepción

Un chamán es un sanador, un hombre medicina que ve más allá de lo aparente, más allá del mundo físico y recibe los mensajes de otras dimensiones de guías y maestros. 

He querido escribir sobre esto porque muchas veces tenemos conflictos con validar cada uno de estos niveles.  En muchos contextos laborales no se admite el expresar emociones.  Es como si solo las creencias y el hacer fuera validado en las organizaciones, por lo tanto, nos desconectamos de lo que sentimos y el sentido que hay detrás de lo que hacemos cada día.  Les ofrezco este artículo para poder enriquecer cada nivel y darle sentido a sus vidas.

Cada nivel se caracteriza por un arquetipo que nos ayuda a profundizar, diferenciar y comprender uno de otro.

El primer nivel es el nivel de la Serpiente.  Es el mundo físico.   Se relaciona con nuestro quehacer diario: trabajar, pagar las cuentas, ir a clases, cocinar, lavar los platos, etc.  Todo lo que se ve es literal.  Es cuando percibimos el mundo material, sin emoción.  En este nivel el ser humano esta ocupado por la sobrevivencia.  Protegerse, alimentarse, cobijarse, seguridad, etc.  Cuando estamos o percibimos con el arquetipo de la serpiente actuamos en forma automática, desde el inconsciente.  Los coaches nos referimos a esta sensación como “ponerle cuerpo a la vida”, es estar en el hacer y no en el pensar que voy a hacer.

Cuando los chamanes vemos a una persona nos preocupamos de su cuerpo, dolores físicos, malestar general.  El arquetipo de la serpiente conecta toda la vida. Es el medio por el cual nos comunicamos y construimos relaciones con otros.  Llamando al arquetipo de la serpiente ponemos la intención de soltar nuestra pasado y renovar nuestra piel tal como lo hace ella.  Es una energía que nos ayuda a ordenar nuestro mundo físico y nos entrega armonía.   Invocamos a la serpiente cuando queremos dejar nuestro pasado atrás y liberarnos de las situaciones que aún cargamos.  La invitamos a nuestra vida para poder caminar con liviandad y con belleza sobre la tierra.

El segundo nivel de percepción esta relacionado con la mente y las emociones, y el arquetipo es el del jaguar.  En este nivel están todas las creencias, los pensamientos y reflexiones relativos a nuestro quehacer. Aquí aparecen los pensamientos de lo que debemos hacer.  Aquellas creencias que hemos recibido de nuestras familias o ancestros, y que siguen determinando nuestra vida.

Detrás de nuestras conductas están los pensamientos y emociones.  Este nivel de percepción ve más allá de lo evidente y se contacta con eso que hay detrás.  En el nivel del jaguar, decimos los chamanes, nada es lo que parece ser, porque ya no miramos el cuerpo si no que percibimos sus pensamientos y emociones.  El lenguaje son las creencias, los pensamientos y  las palabras.  En el nivel del jaguar nos preguntamos, ¿Qué hay detrás de un dolor físico?, ¿Qué emociones hay? ¿Qué creencias hay?

Esta energía es la que nos ayudar a planificar, ordenar, crear y desarrollar proyectos.  Invocamos al jaguar para que nos dé el coraje de atrevernos a caminar por la oscuridad.  Atrevernos a caminar por caminos inciertos, y hacerlo confiando en nosotros mismos y en la vida. El jaguar nos ayuda a ver en la oscuridad.  Nos ayuda a contactarnos con el ser interior que no necesita ver en la luz.  Porque la información que busca no esta afuera y el jaguar nos ayuda a confiar en esa voz interior.

El tercer nivel es el nivel del colibrí, y se refiere al mundo mítico, al del alma, el ser esencial o ser interior.  El lenguaje de éste nivel son las imágenes que se transmiten a través de sueños, o pensamientos.  El colibrí nos enseña a ver el aprendizaje en cada situación, por muy dolorosa que sea.  Nos ayuda a aprender lo que nuestra alma necesita.   Nos muestra que todo es perfecto.  El colibrí nos ayuda a escuchar nuestro ser interior y seguir el llamado que nos hace.  Las aves de migración preparan el viaje y cruzan de Canadá a Brasil y vice-versa, sin pensar en el recorrido, teniendo certidumbre de que el camino que emprenden y siguiendo su propia voz interior.  El silencio es el que nos ayuda a escuchar esa voz interior.

Cuando percibimos el nivel del colibrí, revisamos en qué momento de la vida nos encontramos y trabajamos para que aparezca esa voz interior que a veces se esconde o es olvidada con el tiempo.  Las personas que se encuentran en alguna etapa relacionada con la falta de sentido es porque han dejado de escuchar esa voz interior.  Esa que mueve y anima toda forma de vida.  El sentido de nuestra vida en el mundo físico y en las relaciones es lo que nos lleva a tomar los caminos que tomamos, las decisiones que tomamos y las relaciones que tenemos.  Cuando no la escuchamos perdemos el significado de la vida y nos salimos del camino que nuestra alma necesita.  Esta perdida de sentido, es la que nos lleva a depresiones, estrés, y al desánimo.

Invocamos al colibrí para que nos acompañe a vivir cada situación como una experiencia enriquecedora en nuestras vidas.  Hay situaciones dolorosas que nos llevan a aprendizajes profundos como seres humanos.  La frase de este nivel de percepción es “todo es perfecto como es”.  Cada situación nos lleva a algún otro lugar, o aprendizaje.

Esta energía también nos ayuda a escuchar y atrevernos a emprender el vuelo del colibrí, y seguir el camino que nuestra alma necesita.  A medida que vamos creciendo nos vamos llenando de creencias y explicaciones que anulan esa voz interior.  Muchos jóvenes se sienten presionados por emprender el mismo camino laboral que sus padres, mineros, abogados, médicos, ingenieros, escritores, etc.  La presión familiar y esa voz desde afuera se hace más fuerte y no escuchamos lo que nosotros queremos.  Es así como desde pequeños escogemos un camino que luego nos salimos por haber escuchado a nuestras padres más que a nosotros.

Los invito entonces a escuchar esa voz interior, escuchar “lo que nos dice la guata”, para tomar decisiones importantes en nuestra vida y así contactarnos con nuestro verdadero y único ser.

El Cuarto Nivel es el del Cóndor o Águila.  Este es el nivel energético.  Aquí es cuando percibimos la energía de alguna persona o algún lugar.  Donde siento que hay energía que se moviliza y cuando no.  En este nivel nos sentimos conectados con todos y con el Universo.  En donde sentimos que eso más grande nos informa y nos entrega certidumbre de distintas situaciones.  El Cóndor y el Aguila vuelan desde las alturas y nos informan para elegir el mejor destino para nosotros.

Invocamos al Águila y al Cóndor para ayudarnos a entender las situaciones de la vida que nos ocurren y para qué nos ocurren.  Aquí escuchamos las voces de la sabiduría universal, esa que es más grande que nosotros.  Nos contactamos con nuestro origen y con nuestro destino final, donde encontramos la sabiduría para vivir esta vida.  En éste nivel escuchamos la voz de la sabiduría interior esa que nos guía a llegar a nuestro propósito o misión en la vida.  Muchas veces la reconocemos cuando encontramos una certidumbre interior que la decisión que estamos tomando es la correcta.  Es la voz que ve más alla del mundo físico, mental, emoción o de mi propia esencia, es la que todo lo ve. Llama a tu Aguila o Cóndor para que te muestre el camino que tu alma necesita recorrer..

Los niveles de percepción nos ayudan a enriquecer, y darle sentido a nuestras vidas.  Ser capaces de escuchar nuestro ser interior, nuestras emociones, darnos cuenta de nuestras creencias, y hacernos cargo de nuestra realidad en el quehacer del mundo nos permite darle coherencia a nuestra vida, y vivir una vida con más sentido, paz y plenitud.

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